Muchos fueron los factores predisponentes, que estimularon a Leopoldo Palomo Espín (LPE), a forzar su rendimiento en la Universidad de Salamanca, al extremo de la eficiencia y la eficacia. Por un lado era beneficiario de una Beca, de contingencia, producto de un momento político y que probablemente, su vinculación laboral durante el gobierno de Pérez Jímenez, podría tarde o temprano influir en la suspensión de la misma. Por otro lado ya tenía un hogar consolidado, su esposa, tres hijos y el rancho ardiendo.
Pero lo trascendente es que por la razón que fuera, se impuso un ritmo que dejó huellas, en la Población Académica Salamantina y por muchos años se convirtió en una referencia "legendaria". Hizo la carrera en el menor tiempo y con la mayor puntuación, en la historia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca, España. Esto fue posible, gracias a la realización de todos los cursos de Verano que pudo inscribir.
Realmente una hazaña que él mismo no ponderó hasta volver a la República Ibérica, 20 años despúes. Cuando se enteró que gracias a su rendimiento fué reiteradamente candidateado, para ingresar al cuerpo docente de la Universidad. Uds pueden imaginar el impacto de esa información, en conjunto con el progreso que pudo percibir en la Sociedad Española, en contraste con la que él dejó en el 1962.
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